Es cualquier acción o conducta que, dentro de una relación íntima o posterior a ella, causa muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico[1] o afectación económica-patrimonial, a las mujeres en su diversidad, en todos los entornos y grupos socioeconómicos, religiosos o culturales[2].
La violencia física, en esta modalidad, es la más denunciada por ser la más visible; sin embargo, la más frecuente es la violencia psicológica, la misma que incluye la intimidación, la humillación, y los comportamientos controladores, como el aislamiento de una persona de su familia y amigos o restringir su acceso a la información o asistencia[3]. En el caso de la violencia sexual en las relaciones de pareja, debido a los estigmas asociados y a los patrones socioculturales discriminatorios contra las mujeres, es probable que los datos recogidos a nivel nacional por las encuestas sean mayores a los registrados[4].
Cabe señalar que, los comportamientos controladores aparecen desde la adolescencia y primera juventud, continuando en la edad adulta, hasta la adulta mayor[5].
La OMS sostiene también que, “aunque las mujeres pueden agredir a sus parejas masculinas y también se dan actos violentos en parejas del mismo sexo, la violencia de pareja es soportada en mucha mayor proporción por las mujeres e infligida por los hombres”[6]. Asimismo, señala que “Las mujeres son particularmente vulnerables al maltrato infligido por la pareja en las sociedades en las que existen importantes desigualdades entre hombres y mujeres, rigidez en los roles de los géneros, normas culturales que respaldan el derecho del hombre a mantener relaciones sexuales con independencia de los sentimientos de la mujer y sanciones blandas para estos comportamientos”[7].
Esta modalidad de violencia no solo afecta individualmente a las mujeres que la sufren, sino que las afecta en sus relaciones parentales, existiendo relación entre las tasas más altas de depresión y estrés traumático en las madres maltratadas por la pareja sobre su capacidad de establecer vínculos y de ejercer la maternidad[8].
- [1] Organización Panamericana de la Salud (OPS)/ Organización Mundial de la Salud (OMS) (2010), Prevención de la violencia sexual y violencia infligida por la pareja contra las mujeres. Pág. 11. Revisado en: https://oig.cepal.org/sites/default/files/9789275316351_spa.pdf
- [2] Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Programa Presupuestal orientado a Resultados de Reducción de la Violencia contra la Mujer- Anexo. 2019. Pág. 41. Revisado en: https://www.mef.gob.pe/contenidos/presu_publ/anexos/anexo_RS024_2019EF.pdf
- [3] Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Violencia basada en género. Marco Conceptual para las políticas públicas y la acción de Estado. 2016. Página. 28. Revisado en: https://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dgcvg/mimp-marco-conceptual-violencia-basada-en-genero.pdf
- [4] Centro de Investigación y Desarrollo del Instituto Nacional de Estadística e Informática. Modelos Multivariados para la Violencia Conyugal, sus consecuencias y la solicitud de ayuda. 2009. Págs. 13, 35. Revisado en: https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib0899/Libro.pdf
- [5] OPS/OMS, Op. Cit. Pág. 12.
- [6] Organización Mundial de la Salud (OMS), Informe mundial sobre la violencia y la salud (2002). Pág. 18. Revisado en: https://www.who.int/violence_injury_prevention/violence/world_report/es/summary_es.pdf
- [7] Ibidem.
- [8] OPS/OMS, Op. Cit. Pág. 17.